PREVISIÓN DIVISIÓN SURESTE

ORLANDO MAGIC
Otro año con legitimidad de aspirante, como dominador a la espera en una división que es sin duda la más fuerte de la Conferencia Este. A la espera de su vecino del sur de Florida. Sin grandes alardes, sin cambios trascendentales. El mayor esfuerzo, imagino que con gusto, fue el de igualar los 19 millones de dólares por tres años que ofreció Chicago Bulls para poder fichar a J.J. Redick. Con gusto porque Redick fue su pieza exterior más fiable en el momento más importante de la temporada, en la final de conferencia contra Boston Celtics. En aquel 4-2 naufragaron de cara a la canasta rival Carter, Lewis y Pietrus. A peor desempeño más competencia y se han incorporado a este nuevo proyecto de los Magic Quentin Richardson y Chris Duhon. Dwight Howard asegura haber trabajado en verano con Hakeem Olajuwon para mejorar sus movimientos en ataque. Es un equipo que lo tiene todo, incluidas las dudas sobre la fiabilidad de Carter (en último año de contrato), Lewis y Jameer Nelson.

MIAMI HEAT
Es el equipo que aglutina la fascinación, el glamour, la expectativa y también la presión por responder a un reto infinito. El mundo mira a Miami Heat con tal afán y curiosidad que no pareciera tratarse de un equipo que aún no sabe ni cómo va a jugar, ni con quiénes ni cuánto tiempo se demorará el resultado óptimo. Wade jugará con un anillo de ventaja y Bosh con la tranquilidad de su concesión: Quién iba a imaginar que el ex-jugador de Toronto Raptors sería la tercera opción de un equipo antes de cumplir treinta años. El sujeto pasivo del apremio, de la conminación, no es otro que LeBron James. El odio generado en Cleveland se ha extendido al resto del país. El rey no cae simpático ni es campechano. El mejor equipo que Pat Riley podía juntar jugará a las órdenes del joven Erik Spoelstra. De momento.

ATLANTA HAWKS
Sólo se centraron los Hawks, desde mediados de la pasada temporada, en renovar a Joe Johnson. Quién sabe si después de ganar 53 partidos en temporada regular descuidaron el desenlace de los playoffs por estar pendientes del futuro. Su derrota contra Orlando en semifinales de conferencia fue bochornosa. Los Hawks le firmaron 125 millones de dólares a Joe Johnson (seis años) y están haciendo cuentas para que el dinero les llegue en el intento de renovación de Al Horford. Bolsillo vacío por lo tanto para renovar a Jamal Crawford (mejor 6º hombre de la temporada pasada) pero traspasarlo durante la temporada sería ten sencillo como peligroso para un equipo cuya dirección de juego depende de un jugador pasado y casi mentalmente retirado como Mike Bibby y del jugador de segundo año Jeff Teague, quizás éste con un papel mucho más importante este año. Los Hawks disponen de un nuevo entrenador jefe, Larry Drew, con mucha experiencia como jugador (incluida su etapa en Scavolini Pesaro) y dieciocho años de técnico asistente gastados en Lakers, Pistons, Wizards, Nets y Hawks. Su intención es defender mejor y correr más aún. Parece que sus malos resultados en pretemporada son consecuencia del correspondiente entrenamiento de fondo físico. Tienen un rookie interesante en el escolta Jordan Crawford.

CHARLOTTE BOBCATS
El verano de los Bobcats sugirió que su dueño Michael Jordan ha estado a otras cosas. Hasta que los jugadores demuestren lo contrario el equipo es peor sin Felton y Tyson Chandler. El principal problema puede radicar en el puesto de base. D.J. Augustin jugará su tercera temporada en la NBA y nunca antes ha tenido tanta presión ni responsabilidad. Los Bobcats también le han dado una nueva oportunidad a Shaun Livingston, víctima de aquella devastadora lesión de rodilla en 2007 pero con gestos de recuperación en el tramo final de la pasada campaña con la camiseta de los Wizards. Para el puesto de pívot su estrella emergente es Tyrus Thomas al que han renovado por 40 millones (5 años) mientras que el foco de radiación exótica y morbosa está en el reencuentro de Michael Jordan con el que fuera su número uno del draft en Washington, Kwame Brown. La etiqueta de equipo aburrido y defensivo permanecerá junto a un detalle, una incógnita decisiva: Un equipo de esas características no se mete en playoffs sin un base de garantías.

WASHINGTON WIZARDS
Sus crónicas de la pasada temporada pertenecieron más al campo de narración de Michael Moore que del experto cronista local Michael Wilbon. El lío de las pistolas de Gilbert Arenas y Javaris Crittenton diluyó la sugerente temporada de Andray Blatche y la llegada en traspaso de jugadores como Josh Howard y Al Thornton. Flip Saunders no dispuso de la calma suficiente para hacerse con las riendas del vestuario y la historia acabó en 26 victorias. Sólo hubo tres equipos peores en la temporada regular. El suspenso deportivo puso el azar de su lado para llevarse el número uno del draft y capturar al ilusionante John Wall, el que dicen que es el jugador más rápido de la NBA actual con el balón controlado. Arenas regresa silencioso y es capaz de cualquier cosa con tal de sorprender y generar debate y asombro. La veteranía y defensa del ex Bull Hinrich debe también contribuir a un equipo que aspira a ser el más mejorado de la temporada a nivel deportivo. Su rotación puede reunir ocho jugadores de primer nivel, algo faltos, eso sí, de kilos bajo los aros. Cuidado con la supuesta explosión de jugadores como Yi Jianlian o JaVale McGee. Si Saunders da con la tecla y el guión apropiado podrían volver a los playoffs.